Raquel Rodríguez, Parálisis cerebral, Asturias, España.

En el parto se quedó el cordón umbilical rodeando el cuello y me quedé sin oxígeno. Me tuvieron que sacar con fórceps. 

Desde pequeña, mi madre siempre me educó como los demás. Tengo dos hermanos y en mi vida nunca hubo diferencias con ellos, siempre me trató igual que a ellos. Yo soy la mayor de los tres, fui al mismo colegio que ellos y fui, con seis años, de la primeras que hice el curso de integración. Mi madre, desde el principio, tuvo que enseñarme a leer y a escribir, gracias a ella soy lo que soy ahora.  

En el colegio no fue fácil, la integración debería ser para todo, porque en la práctica nos sacaban de la clase para hacer actividades específicas como logopedia, caligrafía, y no seguíamos la clase como los demás. En mi clase era la única que lo hacía y eso me fastidió mucho, porque luego, cuando fui al Instituto tuve que hacer 3º y 4º de la ESO por diversificación y aprender todo en tres años. En el anterior colegio me habían dicho que no tenía capacidad para llevar un ritmo normal y eso me afectó mucho. En el instituto, si embargo, lo pasé muy bien, me sentí muy a gusto, no quería irme. 

Cuando acabé hice un módulo de formación profesional de grado medio de técnico auxiliar administrativo y allí también fue distinto, tuve algunos problemas. En aquella época entrenaba y algunas veces llegaba llorando a casa. Los compañeros ni me ayudaban, ni me dejaban los apuntes, no entendían que pudiera tener un trato algo más de favor con los profesores, pero, al final, lo saqué.   

Estuve compitiendo cuatro años en un equipo de natación afectada, quedé tercera de España, estuve becada, pero al final lo dejé por problemas físicos, en concreto tendinitis. No me costó dejarlo porque me considero una persona muy positiva y abierta, a mi la gente me gusta mucho, me encanta y me gusta colaborar, ayudar a la gente me encanta. No me integré en el mundo laboral porque gracias a Dios no me hace falta, los fisios me dicen que tengo que hacer vida tranquila, lo más tranquila que pueda. El problema que tengo es que si me apuras mucho, no hago el trabajo y los empresarios necesitan otro ritmo, no lo veo factible. Trabajo en la Fundación Aindace, colaborando y ayudando a la gente, ese es mi trabajo y también hago cursos del Ayuntamiento, me muevo.

En las relaciones sociales, sobre todo en la relaciones sentimentales, me sentí sobreprotegida, tuve que luchar mucho y sigo luchando. Esa sobreprotección me limitó, porque todos tenemos derecho a una relación y no entiendo porqué nosotros somos distintos. Hay gente como yo que le pasa lo mismo, no lo entiendo, somos personas normales. Luché mucho y sigo luchando, voy a ganar esa batalla, la tengo pendiente. Si mi madre me educó como a mis hermanos y ellos tienen novia porque yo no voy a tener novio. En ese tema tuve un conflicto muy grande hace tiempo con una pareja pero lo estoy superando.