Amalia Méndez, Ictus, Asturias, España.

Ictus

"Pero hasta el último día de su vida yo estaré ahí para ayudarle, para cuidarle, para dignificarle…"

Amalia Méndez

(Persona que cuida)

Amalia Méndez

Imagen de perfil de Amalia Méndez, Ictus, Asturias, España

Un Ictus cerebral. Quedó afectado físicamente perdiendo movilidad del lado izquierdo. Por otra parte sus capacidades sensoriales están muy afectadas con pérdida de memoria, habla, razonamiento, etc... Es casi como un bebé con momentos lúcidos de adulto muy breves. Afortunadamente no tiene dolores y por su forma de ser lo lleva bien. Vive en su mundo pero parece que no sufre por ello.

Cada mañana me acerco a su habitación. No son pocas las veces que temo encontrarle sin vida. Siempre entro con el corazón acelerado.

Pero hasta hoy, cada día gira la cabeza a mi llamada y me mira. Y lo hace de una forma temerosa, asustada.

El Ictus le afecto no solo su capacidad motriz, sino también la mental.

A veces le miro y veo un pajarito, sí, un pajarito perdido, asustado y temeroso.

Luego la rutina de cada día. Limpiarle, cambiarle el pañal, asearle…

Cada día nos ocupamos de su medicación,  de su alimentación, de su limpieza, de sus cuidados. Es duro, muy duro. Y sobre todo muy desagradable muchas veces.

Pero a veces le miro y me pregunto cómo lo estará pasando él. A veces recuerda, a veces sonríe…

No son pocas las veces que me desespera. Su única obsesión es la comida. Es su instinto de supervivencia. Tienes que estar siempre pendiente de él, que no se atragante, que no se resfríe, que no se lastime.

Apenas es capaz de desplazarse con la silla de ruedas,  pero le dejamos que lo haga para que al menos se mantenga con algo de actividad.

Una vez que desayuna o come, se va a la ventana y frente a ella se pasa interminables mañanas y tardes mirando un trozo de prado que tenemos delante de casa.

No sé qué pasará por su cabeza, no sé si es consciente  de lo que le pasa. Pero no me importa. No porque yo no hago esto por interés, ni por obligación. Hago esto porque le quiero. Es mi tío, alguien que de niña siempre estaba ahí para jugar conmigo,  para darme unas pesetas para comprar chuches, para abrazarme y para darme su amor.

Hoy camina el último tramo de su vida. Enfermo y perdido. Abandonado por tantos que decían quererle y le rodeaban.

Pero hasta el último día de su vida yo estaré ahí para ayudarle, para cuidarle, para dignificarle…

No quiero que pase sus últimos días en un frío asilo rodeado de desconocidos, pero muy por encima de eso, lo que quiero es que sienta  el calor de los suyos, el cariño que le damos, aunque a veces me desespere, me enfade  y me haga desfallecer.

Por encima de todo le quiero y por eso lo hago, por el amor que siempre le tuve desde niña, y porque siempre ha sido una de las personas que más me ha querido.

Siempre estaré a su lado…

"Siempre estaré a su lado… no se si él lo sabe, pero yo si sé que me necesita..."

Foto de la historia de salud de Amalia Méndez, Ictus, Asturias, España

A veces creemos que no se dan cuenta y quizá sea así,   pero no importa. 

Debemos creer y ayudar, apoyarles y acompañarles.

Seguro  que en su interior sienten paz cuando nos acercamos a ellos con una palabra agradable y un abrazo.

Debemos pensar que lo que hagamos por ellos no es más que devolverles lo que ellos nos dieron muchas veces sin pedir nada a cambio.

Se lo merecen y seguro, seguro que lo agradecen y les hacemos la vida más sencilla, más feliz, más digna.

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