María Muñoz, Adicción y toxicomanía, Jaén, España.

Adicción y toxicomanía

"En la asociación vi un rayo de luz"

María Muñoz

(Persona que cuida)

María Muñoz

Imagen de perfil de María Muñoz, Adicción y toxicomanía, Jaén, España

Soy María, madre de José María, adicto al alcohol y a la cocaína, llevamos tres años yendo a la asociación, tuvo una recaída y no lo reconoció hasta que se dio cuenta de que era una enfermedad y aquí estamos para seguir adelante. Me encontraba en un pozo porque no vela salida porque él no lo reconocía. No sabía a donde ir, no conocía a nadie, fui a la doctora de cabecera y ella me mandó a un CPD, Centro Provincial De Drogodependencias, estuvimos yendo tres o cuatro semanas y no solucionábamos nada. No era la ayuda que necesitábamos. En la asociación vi un rayo de luz.

Cuando salía mi hijo con los amigos, llegaba tarde, su hermano mayor llegaba temprano pero él no. Él llegaba a las ocho de la mañana, pero no venía mal y yo no conocía el mundo de la cocaína, lo estoy conociendo ahora, que estamos yendo a terapia. Alguna vez nos avisaron de que nuestro hijo andaba con mala gente, pero nosotros no nos lo creíamos, los que nos lo decían creíamos que eran churreteros (que son personas cotillas y chismosas). Luego te empiezas a dar cuenta de que es verdad, que no es que sean churreteros, es que está mal y que llega muy tarde. Me pasaba la noche despierta, llamándolo por teléfono. Esto era los fines de semana al principio y luego cuando surgiera.

Se iba encerrando en su habitación y quería estar cada vez más tiempo solo y menos con nosotros, esto no lo veiamos sano, porque él es una persona muy abierta, siempre busca cosas para hacernos reír, y cada vez estaba más hundido. Siempre decia que estaba cansado, es que no podía, que se levantaba muy temprano... no lo veíamos bien, eran excusas. De esto te das cuenta después.

Yo empecé a pensar que podía estar metido en algo relacionado con las drogas, mi marido viaja mucho y se pasa todas las semanas fuera, entonces hablaba con mi hijo mayor, cuando estaba todavía en casa y nos preguntábamos donde estaría metido. Al llevar un vida como la que llevaba necesitaba dinero, pero se buscaba la vida y nos hizo sospechar. Empezamos a preocuparnos; al principio él lo negaba todo,  pero luego fue cuando le sacamos que consumía alcohol y cocaína y que lo tenía muy difícil, que había intentado muchas veces salir y que solo no lo podía conseguir.

Me sentí muy mal, es un fracaso como persona porque piensas que le has fallado. Me eché la culpa y pensaba que tenía que haber estado más pendiente. Ahora con la terapia de la asociación, me voy perdonando un poquillo, pero todavía tengo el resquemor de que tengo la culpa, debería haber estado más pendiente. Él no nos comentaba nada, nosotros le decíamos -si tienes un problema dilo, nosotros lo podremos solucionar- pero yo no sabía nada de la cocaína ni sabía que era una enfermedad ni nada. Porque esto es una enfermedad, la gente no nos damos cuenta de que esto es una enfermedad, lo vemos como personas colgadas o como inadaptados, eso es lo malo, que no lo vemos como una enfermedad, no somos conscientes hasta que nos toca de lleno y llegamos a una asociación.

Todo esto lo estoy superando, el escuchar a psicólogos me está ayudando a no sentirme tan culpable como me sentía antes. Me dicen que le dé más espacio, porque siempre estaba llamándole; creo que es algo que le puede pasar a todo el mundo, que cuando sabes lo que le pasa, estás más pendiente. Pero no se puede atosigar, tiene que salir por sí mismo porque sino, pasa como cuando recayó. Él, al principio, se sintió más obligado que convencido.

Cuando nos lo contó, empezamos a movernos. El hermano mayor pensó que necesitaba una ayuda profesional, un psicólogo/a, porque al principio no quería verlo, fue cuando llegamos a ALAC, en realidad íbamos buscando a Ana, la psicóloga de la asociación. Fue cuando nos hablaron de las terapias de grupo, de que había mucha gente así y empezamos a ir.

"Una asociación es muy importante, ponen palabras a tus sentimientos, te comprenden y te ayudan"

Foto de la historia de salud de María Muñoz, Adicción y toxicomanía, Jaén, España

Cuando llegué a la asociación, me veía sola, creía que era la única a la que le pasaba una situación así, no sabía muy bien que decir, cuando escuchas a la gente presentarse y hablar de sus experiencias, te das cuenta de que sienten lo mismo que yo sentía. Estaban poniendo palabras a mis sentimientos. A mí me costó mucho hablar, me sigue costando pero creo que es la forma de ayudarle y de ayudar a otros, esto quiero que trascienda porque creo que puede haber más gente que se sienta como yo y que tenga necesidad de saber por dónde tirar y saber dónde ir.

Él, al principio, se sintió obligado, estuvo un tiempo sin consumir nada pero luego tuvo una recaída. Yo seguí yendo, porque tenía que seguir contando con herramientas para poner en práctica cuando estuviera en casa. Nos vino muy bien, con la implicación de la familia y con la puesta en práctica de lo que escuchaba en las terapias de la asociación logramos que viera un poco de luz.

En aquella época no dormía, he pasado mucho tiempo sin dormir, toda la noche despierta, incluso las noches que él estaba en casa. No sabía cómo ayudarlo porque no podía sacarle la verdad, hasta  que me enfrenté a él. Fue en una situación límite, en la que me apoyaron mi marido y mi hijo mayor, donde surgió una conversación en la que reconoció que estaba hundido y que tenía muy malos pensamientos y que quería ayuda.

Ahora recordándolo si lloro, pero antes no lloraba, me enfrentaba a estas situaciones pero estaba muy dolida por dentro y tenía que sacarlo porque si no, no sale. Hay mucha gente que termina muy mal y hay que sacarlo si no, puede no tener solución. 

Ahora tenemos mucha comunicación, por la mañana tomamos nuestro cafelillo, uno enfrente del otro, hablamos de cualquier cosa, eso hace que nos comuniquemos mejor. Lo conseguimos toda la familia.

Seguimos yendo a las terapias, es como una adicción, las echo de menos, estoy deseando que llegue el momento para ir. Buscar una asociación es muy importante, te ponen palabras a tus sentimientos, a la mochila que llevas cargada y que no eres capaz de soltarla. Cada caso en el que están imnplicados los padres con sus hijos, es igual o muy parecido al nuestro. Hoy en día formamos parte de una asociación que hemos fundado "PROYECTO CAMINO ILUSION" rodeados de grandes compañeros. Una asociación te comprende y te ayuda.

Ahora estoy muy bien, más tranquila, él tiene una novia, sabe el problema y le apoya. Me siento muy orgullosa de que lo esté logrando. Ahora ya duermo bien.

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