Michelle Blandon, Lupus, Fuera de España, Colombia.

 La verdad, fue muy difícil para mi aceptar esta enfermedad, mis sentimientos fueron de enojo y rabia, no entendía porque me había sucedido esto; cabe decir que estaba empezando en la universidad mi carrera como instrumentadora quirúrgica, obviamente paré y me recuperé. Lo superé con el tiempo gracias a mi familia, a mi madre y a Dios, siempre me he aferrado a Él en todo momento.

Termine mi universidad, conseguí trabajo, aunque para serles sincera, a veces me deprimo, lloro, me encierro todo un día en el cuarto, pero algo valioso que rescato de mi, es que me levanto y le pido fuerzas a Dios para continuar y no quedarme lamentándome, más bien superándome, disfrutando cada momento con amigos y familia.

Mi testimonio con el lupus me ha enseñado a valorar más la vida, a ser más agradecida, a tener buena actitud frente las situaciones y a recordarme que, mientras respire, debo aprovechar cada momento como si fuera el último. Es difícil en el trabajo pero personalmente debo ser fuerte y recordarme lo maravillosa y valiente y fuerte que he sido y los comentarios que haga otra persona o que piensen que no puedes, no te debe limitar.

Nada en esta vida te debe limitar, simplemente hay que seguir avanzando día a día, hace poquito tuve una recaída por la Covid, venía en remisión desde el 2011, estuve incapacitada tres meses mientras me recuperaba. Fue difícil, porque en el trabajo no lo sabían y tener que afrontarlo, para mi era muy duro enfrentarme al que dirán.

Para serles sincera, siempre me ha importado lo que piense la gente, pero esto me obligó a poner los pies sobre la tierra, aceptar mi realidad y alzar mi cabeza creyendo que he dado y hecho lo mejor de mi y no debo sentirme acomplejada, más bien afortunada.

Es un proceso difícil, porque hace poquito fui al reumatólogo y me dijo que lo más conveniente es aplicarme un medicamento biológico, porque hay signos de que sigue activo. Me fatigo muy rápido y se me cae el cabello, de hecho, tome la decisión de cortarme el cabello y fue difícil porque siempre lo he tenido largo, pero lo hice. Cuando salí del consultorio estaba muy triste, lloré, pero luego le dije a Dios que me ayudara, me sequé las lágrimas y continué, que es lo que hago siempre, pero deje de luchar con el lupus y hoy decidí vivir.