Ela Marchena, Cáncer de colon, Cáceres, España.

Cáncer de colon

"El cambio que pensé que me destruiría se convirtió en mi renacimiento"

Ela Marchena

Ela Marchena

Imagen de perfil de Ela Marchena, Cáncer de colon, Cáceres, España

Soy Miguela Marchena Batalla, más conocida como Ela, todo comenzó el día 26 de octubre de 2015, tenía cuarenta años cuando me diagnosticaron cáncer colorectal en estadio 3, a pesar del jarro de agua fría que me cayó y las múltiples pruebas que tuvieron que hacerme, seguí haciendo mi vida como una persona normal. Iba a trabajar, salía de fiesta, cuidaba de mis perros, de mi casa, como si no me pasase nada.

Durante los diez primeros meses del año 2016, me sometí a 35 sesiones de radio y seis de quimioterapia, que no dieron el resultado que esperábamos, lo que me obligó a tomar una de las decisiones más difíciles de mi vida, tenía que seguir con el tratamiento, que era muy agresivo, o someterme a la cirugía, pudiéndose reproducir el cáncer. Me tocó decidir, y decidí operarme, el 28 de noviembre del año 2016, entré en el quirófano. Salí entre muchos cables, con una sonda vesical y con una bolsa de ostomía, en este caso fue una ileostomía que resultó ser temporal, y también una cicatriz con 55 grapas.

El postoperatorio fue muy duro, con muchas complicaciones, porque en la anastomosis, la unión de dos conductos,  sufrí una infección y estuve ingresada 71 días. Me tuvieron que poner morfina, tenía mucha fiebre, y una sonda más, una sonda anal, acompañada de una incisión en la nalga de 15 cm., hasta el coxis para curar la infección que me estaba matando de dolor. No podía sentarme, las adherencias me tenían frita y la comida no la toleraba. A la ostomía tampoco le tenía mucho cariño, porque me veía como un bicho raro, con ese punto rojo en la parte derecha, de mi barriga y con una bolsa colgando.

Un buen día, apareció un ángel de la guarda en mi habitación, la número 513, era una de las psicólogas de la Asociación Española Contra el Cáncer, me ayudó a empezar a superar esta etapa y que aún sigue hoy ayudándome a aceptarme y a superar este cambio que me afectó a nivel físico y mental.

Me fui para casa con las tres bolsas, no podía sentarme, ni podía ponerme pantalones, ni ropa interior, nada, estuve conviviendo con las sondas 4 meses y aunque tenía a mi familia y a mis amigos que me apoyaban y que me daban todo el cariño del mundo, me sentía muy sola y muy perdida, impotente y también incomprendida, porque eran momentos muy duros en los que no sabía qué hacer con la ostomía. Nadie nos comentó entonces en el hospital, que había una enfermera referente para este tipo de patología, que es la estomaterapeuta.  A las tres semanas de estar en casa, fui a visitarla y ella me hizo ver que no era la única persona que estaba ostomizada, además de darme una serie de pautas que me hicieron sentir mucho más segura.

Me incorporé a una terapia grupal para ostomizados, a través de la AECC, impartido por dos psicólogas y una enfermera estomaterapeuta, que me hicieron mucho bien. Salí reforzada y con las pilas cargadas. Incluso llegué a ir a una quedada de ostomizados de toda España a, a Madrid. El ver que había más personas como yo, todos hablábamos, nos escuchábamos y nos entendiamos, es muy tranquilizante.  Todos tiramos para adelante con mucha fuerza y mucha vitalidad gracias al grupo de apoyo. Nos vino muy bien.

"Si tiras la toalla que sea para pasar un buen día de playa"

Foto de la historia de salud de Ela Marchena, Cáncer de colon, Cáceres, España

 Durante los dos años y dos meses que tuve la ileostomía fui preparándome para la segunda cirugía que consistía en un cambio de ostomía, causada por las complicaciones de la primera cirugía, consistía en quitar la ileostomía y hacer una colostomía para toda la vida, con una amputación de ano para hacerme la vida un poco más llevadera. Me operé por segunda vez, la operación salió muy bien, tan solo estuve un par de semanas hospitalizada. El postoperatorio fue más llevadero, con una recaída a causa de las adherencias que con suero se fueron solventando.

A día de hoy puedo decir que le gané la batalla al cáncer, y convivo con Alf, que el el extrarerrestre que vino para quedarse, que es mi ostomía. También convivo con las secuelas de las  adherencias debiendo caminar diariamente para apaliar el dolor y no llegar a una suboclusion intestinal, una menopausia precoz que no me deja dormir sin tomar medicación, la amputación de ano casi no consiente que me siente, tengo que usar cojines. A veces me entran muchas ganas de defecar pero en realidad yo ya no puedo hacer nada, porque ya lo tengo desviado para la parte izquierda de mi abdomen, el suelo pélvico dañado de los tramientos y las cirugias y la vejiga quedó también dañada con lo que necesito medicación y ejercicios específicos para controlar el pis.

 El cáncer me ha destrozado pero e vuelto a renacer y gracias a la ostomía que ha sido mi salva vidas intento normalizar mi día a día. Luchando con todas mis fuerzas para poder seguir adelante, todavía soy demasiado joven. El 28-Nov es mi cumple bolsa.

Con todo este proceso he aprendido a valorar la vida, en todas sus circunstancias, en las buenas y en las malas, por muy mala que sea la situación, siempre, siempre, se saca algo positivo. La salud es el tesoro más preciado. Convivir con la ostomía es un proceso de adaptación donde  el apoyo emocional es crítico, para aceptar la imagen corporal y la nueva forma de vida.

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