Maria Teresa Font, Artrosis, Barcelona, España.

Artrosis

"Esperanza"

Maria Teresa Font

Maria Teresa Font

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Desde que voy a la fundación Oafi me siento francamente feliz por la ausencia del dolor y gracias a los medicamentos.

A mis 81 años, puedo llevar mi casa, hacer mis labores, sin dolor, que es lo más importante a nuestra edad.

Tengo artrosis degenerativa. Se me deformaron las vértebras de la columna y me hicieron unas cuantas infiltraciones, incluso con cortisona. Y aún así sentía dolor.

Me diagnosticaron artrosis hace muchos años, más de diez. Mi madre y mi tía fueron muy reumáticas, así que los genes los he heredado.

Yo lo llamaba el Dragon Kahn porque era un dolor insoportable. Caminaba por la calle y tenía que sentarme en cualquier sitio. Era en toda la espalda, en la pierna derecha y hasta en la punta del pie.

Al deformarse la vértebra, debía tocar algún nervio y era insoportable. Llegué incluso a tener un shock y no poder llegar a mi casa, ni para adelante ni para atrás. Cada paso era terrible. Me pasó más de una vez quedarme paralizada. Salía pasito a pasito y sentándome cada dos pasos. Muy fuerte. Iba incluso con dos muletas. Estuve así siete u ocho meses.

No me llegué a operar. Con las infiltraciones noté alivio, pero me duraban solo dos o tres meses. Hasta que un día, una compañera me habló del doctor Vergés. Me recetó unas cuantas cosas. Volví a los pocos meses y desde hace dos o tres años vivo muy muy bien. Se me quitó el dolor.

"Voy tirando sin dolor. Es magnífico"

Me acuesto temprano, sé mis limitaciones, hago las cosas despacito, voy andando a ver la residencia donde está mi marido. Sin dolor. Es una gran felicidad. Sé que tengo casi 82 años, pero puedo hacer una vida más o menos normal.

La artrosis va avanzando, pero más lentamente. A veces me duelen los pulgares de las manos. Se me han deformado los dedos, y alguno del pie. Pero no me da pena porque voy tirando sin dolor. Es magnífico.

En mis peores momentos tuve ayuda. Mi marido vivía en casa, mis hijos siempre me ayudaron. Nunca me he visto sola. Pero sí he tenido como depresión. He llorado de dolor por la calle porque pensaba ¿cómo puedo llevar la casa o cuidar a mi marido si no puedo ni dar un paso? Y Marisa me dijo lo del doctor Vergés y ahora tengo que besar por donde ellos pisan.

Con mi ejemplo ya he ayudado a la madre de una amiga de mi hija, porque fueron también al doctor Vergés. Y también a la Asociación Oafi, claro que sí. Los animo a todos.

Esta es la palabra vital: esperanza. Yendo a la asociación y al doctor es la esperanza de que puedes encontrarte muchísimo mejor de lo que estás.

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